Millones de personas en Estados Unidos han recibido las vacunas contra el COVID-19. Estas vacunas se han sometido a los controles de seguridad más estrictos de la historia de Estados Unidos.
La Administración de Drogas y Alimentos (Food and Drug Administration, FDA) de Estados Unidos es el organismo que autoriza las vacunas, establece estándares estrictos para los ensayos clínicos y evalúa rigurosamente los datos científicos que proporcionan los desarrolladores de vacunas. Una vez que las vacunas se ponen a disposición del público, la FDA sigue supervisando muy de cerca su seguridad.
Sobre la base de décadas de observación de la respuesta inmune y el funcionamiento de las vacunas, los investigadores comenzaron a desarrollar vacunas contra el COVID-19 hace más de un año, en enero de 2020. Miles de voluntarios participaron en ensayos clínicos que comenzaron esa primavera a fin de que podamos confiar en que las vacunas sean seguras y eficaces.
En función de los resultados, la FDA ha autorizado varias vacunas para uso público. En diciembre de 2020, la FDA autorizó dos versiones de vacunas contra el COVID-19 (Moderna y Pfizer-BioNTech) para el público estadounidense. En febrero de 2021, se sumó una tercera (Johnson & Johnson), que actualmente está disponible para su uso en Estados Unidos después de una pausa en abril de 2021. Antes de tomar una decisión, los médicos y expertos médicos con muchos años de experiencia que regulan las vacunas evaluaron la información sobre la seguridad, eficacia y calidad de fabricación de las vacunas.
Después de que una vacuna recibe la autorización por parte de la FDA y se pone a disposición del público, los expertos siguen controlando de cerca las vacunas para verificar su seguridad e informarnos más sobre cuestiones como la duración de la protección que ofrecen las vacunas.
(Fuente, www.getvaccineanswers.org)